Nuevos paradigmas energéticos para América Latina

En los últimos años se han adoptado medidas reactivas que responden a las urgencias, sin enmarcarse en una política de largo plazo que asegure la sostenibilidad sectorial. En otros términos, la tendencia que se observa es que el reemplazo del uso exclusivo de señales de mercado por una mayor planificación no es aprovechado a plenitud.

Se destacaron dos tendencias que han tenido una fuerte incidencia en lo mencionado en el párrafo anterior:

1.   La expansión de las energías renovables no convencionales (ERNC):

Las ERNC que más se han desarrollado en la región han sido la eólica - turbinas que convierten la energía cinética del viento en energía mecánica - y la solar - la energía aprovechada a partir de la radiación electromagnética del sol recibida en la Tierra. Al bajar sus costos de desarrollo ofrecen incremento de la seguridad del suministro y, sumadas a las fuentes de generación hidráulica existentes, pueden contribuir a la reducción de importación de combustible.

Las ERNC han venido creciendo en América Latina desde 2010, especialmente la eólica en primera instancia y luego la solar fotovoltaica. Entre los desafíos que implica en desarrollo de estas fuentes, se destaca la necesidad de coordinar adecuadamente su expansión con la de la transmisión, y la gestión de las reservas ante la variabilidad que las ERNC pueden presentar en la oferta.

2.   Uso de gas natural licuado para la generación termoeléctrica:

El gas licuado ha avanzado como una opción eficiente para la generación eléctrica, en términos de precios y sostenibilidad ambiental. En los países con mayor escala permite sustituir parcialmente combustibles líquidos; en países con sistemas eléctricos de menor escala han demostrado enfrentar más dificultades, fundamentalmente por temas de distribución.