La capacidad de ir por la vida sin sentir vergüenza y el aislamiento social son también indicadores de la pobreza
El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) estima que 1.600 millones de personas en todo el mundo viven en situación de pobreza multidimensional; es decir, con privación aguda en aspectos relacionados con su educación, salud y condición material. De ellos, 27,2 millones están en América Latina
Otros indicadores confirman como la población también se empobrece de distintas maneras. Datos como el del Instituto Igarapé nos señala como en 2014 cerca de 33% de los homicidios del mundo ocurren en América Latina y el Caribe, donde se asienta el 8% de la población mundial, y cómo la tasa de homicidio muestra que 14 de los 20 países más peligrosos del mundo están localizados en la región. Sin lugar a dudas, la pobreza es un fenómeno multidimensional.
Esas personas que a diario sufren inseguridad ciudadana, discriminación, la falta de un empleo de calidad o el aislamiento social nos muestran otros aspectos de la pobreza que deben ser considerados para un mejor entendimiento de la misma. Las mediciones tradicionales de pobreza se basan en el nivel de ingresos y otras dimensiones sociales como la educación, la salud, la vivienda o el empleo, por mencionar algunas. Instituciones globales como el Banco Mundial sitúan, por ejemplo, la línea de pobreza extrema en 1,90 dólares diarios, según la última actualización realizada el año pasado. Sin embargo, si se indaga en la situación de las personas que viven en esa condición se constata que existen muchas otras variables importantes.
"Hay dimensiones de la pobreza que no aparecen reflejadas en las mediciones tradicionales. La ausencia de datos sobre otras dimensiones de carácter psicológico o social omiten información relevante sobre como las personas pobres viven y perciben su realidad, y la manera en que valoran aspectos de la vida, que resultan de mayor interés para la formulación de políticas públicas y programas sociales más efectivos ", sostiene Ana Mercedes Botero, directora de la Iniciativa de Innovación Social de CAF- banco de desarrollo de América Latina.
El informe "Las dimensiones faltantes en la medición de la pobreza", elaborado por CAF y la Iniciativa Pobreza y Desarrollo Humano (OPHI), de la Universidad de Oxford, propone ampliar el espectro para la comprensión del fenómeno y definen nuevas dimensiones e indicadores que permiten medir de manera sistemática esta multidimensionalidad de la pobreza.
CAF y OPHI presentarán este informe en la Sexta Conferencia de la Asociación Latinoamericana y del Caribe para el Estudio de las Capacidades Humanas que se celebrará del 30 de mayo al 1 de junio en Montevideo, Uruguay.
El mensaje es claro: el combate a la pobreza en la región requiere de una mirada multidimensional.
"El objetivo es desarrollar estrategias integrales y políticas públicas realmente efectivas bajo una perspectiva más amplia sobre el tema complejo de la pobreza, y acompañar a quienes diseñan políticas públicas para que promuevan iniciativas innovadoras que mejoren la vida de los más vulnerables", explica Botero.
CAF - OPHI proponen incorporar seis nuevas dimensiones a las mediciones sobre pobreza. Una de ellas es el empoderamiento y la agencia, es decir, la capacidad de las personas para poder tomar decisiones libremente, actuar con autonomía y tener, en definitiva, el control de su propia vida. También entre las dimensiones faltantes se incluyen variables como la seguridad física o la "capacidad de ir por la vida sin sentir vergüenza", dominios muy propios de la dignidad y asociados al estigma de la pobreza. Otras dimensiones consideradas son la calidad del empleo, la calidad de las relaciones sociales a través de la conectividad social, o el bienestar psicológico de la persona. El reto es obtener datos sobre estos nuevos dominios, que nos amplíen las perspectivas y nos permitan comprender mejor dicho fenómeno.
Amartya Sen, Premio Nobel de Economía, nos dice como la pobreza está referida a la privación de las capacidades, las cuales son múltiples y diversas, y su enfoque pone el énfasis en los fines que las personas tienen a bien perseguir y las libertades para alcanzarlos. CAF y OPHI-Universidad de Oxford entienden la pobreza en el sentido de las capacidades, como un fenómeno complejo y múltiple. Recolectar datos relacionados con dichas dimensiones es un reto para la región.
"Estas dimensiones están estrechamente vinculadas a las capacidades humanas y uno de los grandes desafíos es incorporar su medición al estudio y comprensión de la pobreza, ya que representan privaciones de capacidades humanas que deben ser atendidas por políticas públicas más integrales", sostiene Botero.
Ya nadie duda del enfoque y el reto ahora es medir. Esta tendencia marca los estudios más importantes de organismos a nivel mundial. Es el caso de Instituto de Estadística del Reino Unido, que ha aproximado la medición de su bienestar como nación considerando dimensiones emocionales y aspectos del bienestar personal. Es también el caso de la OEDC con su enfoque de "una vida mejor", que incluye mediciones comparada sobre dominios concretos y subjetivos de la vida. También los Objetivos de Desarrollo Sostenible fijan metas para los próximos quince años, en relación al bienestar psicológico y la salud mental. O el caso del Informe Mundial de la Felicidad, que en 2016 aporta nuevos datos sobre el problema de la diversidad y su impacto en la condición de bienestar. Una política pública orientada en el sentido de esta multidimensionalidad de la pobreza y su medición sin duda contribuirá a producir cambios duraderos a favor del desarrollo humano.