FiCS, CAF, BNDES e iCS se alían por la transición energética
15 de noviembre de 2025
El déficit que presentan los servicios de agua y saneamiento va más allá de la disponibilidad del recurso; tiene más que ver con la falta de infraestructura e inadecuados sistemas de gobernabilidad.
07 de junio de 2017
Durante el siglo pasado, la demanda de agua creció el doble de lo que lo hizo la tasa de población. En el caso de América Latina, hoy en día la región más urbanizada del planeta, esta tendencia fue todavía más acuciada, hecho que acentuó la escasez económica del agua, entendida como el acceso limitado a este recurso por motivos de capital humano, institucional y financiero.
La escasez económica del agua en la región es uno de los factores responsables del débil crecimiento económico, ya que compromete la prestación de los servicios básicos de agua y saneamiento (vitales para la inclusión productiva de los ciudadanos), el desarrollo de la agricultura irrigada y otras actividades económicas como el turismo, la industria y la minería.
Adicionalmente, el costo de la mala calidad del agua y saneamiento representa entre el 1 y 2% del PPIB de algunos países latinoamericanos.
Para reducir las áreas y sectores afectados por la incertidumbre de la economía del agua, un informe reciente de CAF, "Inseguridad Económica del Agua en Latinoamérica: de la abundancia a la inseguridad", propone las siguientes cuatro medidas:
Hasta la fecha, la escasez de agua en América Latina se ha tratado desde una perspectiva nacional, olvidando generalmente la regional. Pero esta situación está empezando a cambiar. El potencial de colaboración por explotar aún es bastante amplio, y distintas experiencias en la región muestran que podría facilitar el aprendizaje entre los países para avanzar hacia un enfoque más efectivo y mejor informado respecto a los problemas del agua que son comunes.
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