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CAF en Europa: conoce el 'paper' sobre política social en América Latina y el Caribe

11 de septiembre de 2023

En este paper creado por CAF, con ocasión de nuestras actividades en España, analizamos los retos de la política social en Latinoamérica y el Caribe.

Lee y descarga el paper

La baja movilidad social es más pronunciada entre las mujeres, los afrodescendientes y los habitantes de barrios marginados.
La baja movilidad social es más pronunciada entre las mujeres, los afrodescendientes y los habitantes de barrios marginados.
Fuente: AFP
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América Latina y el Caribe es la región más desigual del mundo. Su índice de Gini del ingreso es 15% superior al de la segunda región más desigual, África Subsahariana, y casi 50% mayor que el de la más igualitaria, Europa y Asia Central, una realidad que ha diagnosticado CAF -banco de desarrollo de América Latina y el Caribe- en su informe bandera, el Reporte de Economía y Desarrollo, RED.

La desigualdad se manifiesta en baja movilidad social y el bienestar individual depende en gran medida de haber nacido en un hogar con más o menos recursos. La baja movilidad perpetúa la alta desigualdad e implica que la sociedad ofrece pocas oportunidades de progreso a los más necesitados. ¿En qué se traduce esa baja movilidad? Por ejemplo, en materia educacional: solo uno de cada diez hijos de padres no universitarios logra completar hacia sus 24-25 años un ciclo de educación superior, vs. uno de cada dos para quienes tienen madre o padre graduados de la universidad.

En materia ocupacional, los hijos de padres con ocupaciones de baja complejidad tienen solo un 11% de probabilidad de ascender a ocupaciones de alta complejidad, vs. el 60% para los hijos de padres que tenían ocupaciones complejas; esta brecha de casi 6 veces contrasta con la de otras regiones, de entre dos y tres veces. Resultados similares se observan en las brechas de acceso a trabajos formales. 

A tal diagnóstico se suma el análisis de políticas para menor desigualdad y mayor crecimiento en la región, entre las que se identifican dos grupos: las sistémicas o de corte general, orientadas a toda la población, y las focalizadas en grupos desaventajados, que también serían beneficiarios de las políticas sistémicas. Se busca que las políticas sistémicas amplíen el acceso a la educación infantil temprana y fortalezcan la calidad de la básica. En paralelo, deben apuntalar el contenido de los currículos de la educación media o secundaria, y de los programas de capacitación para el trabajo: competencias digitales, idiomas y énfasis en las ciencias naturales, ingenierías y matemáticas.

En simultáneo, se requieren políticas para ayudar a los grupos más vulnerables. En el caso de las mujeres, políticas de cuidados infantiles y similares para aumentar su participación laboral en empleos formales, con mejor remuneración y  perspectivas de carrera. En el caso de los habitantes de barrios marginados, políticas de transporte y vivienda para reducir las brechas que experimentan los trabajadores de zonas rezagadas en su acceso a buenos empleos; algunas enfocadas al desarrollo de infraestructura, pero otras a temas regulatorios.

¿En qué otros retos debemos salir avante en la región? Lee el informe completo.