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08 de mayo de 2025
El reconocido sociólogo y economista estadounidense Jeremy Rifkin habla de la crisis del cambio climático y de la Tercera Revolución Industrial, de la cual la región, según él, puede ser emblema. “Debemos tener un nuevo modelo económico”, dice.
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“Tenemos a 8.000 millones de personas con un susto mortal en este momento. Inundaciones, lluvias, huracanes, olas de calor, incendios. Estamos viendo una destrucción enorme de la infraestructura. Es realmente una situación peligrosa, pero también una oportunidad”.
Quien dice esto es Jeremy Rifkin, economista, sociólogo, activista político y ambiental, consultor de empresas, conferencista y autor de más de una veintena de libros, el más reciente de ellos titulado Planeta Aqua, en el cual pide rebautizar el lugar donde vivimos para reconocer el papel del agua en todos los sistemas que sostienen la vida.
El planteamiento central del experto en torno al cambio climático navega en la necesidad de crear un nuevo modelo económico que saque provecho de los avances de la tecnología para consolidar la Tercera Revolución Industrial, sin degradar más la naturaleza y generando más equidad. Sobre la región, Rifkin dice que tiene la posibilidad de ser emblema de esa revolución por sus privilegios naturales.
Rifkin fue el conferencista principal del I Foro Económico de América Latina y el Caribe, que organizó CAF –banco de desarrollo de América Latina y el Caribe– recientemente en Ciudad de Panamá.
Profesor Rifkin, ¿estamos ante la peor crisis de la historia?
Sí, pero para resolverla tenemos que rehacer el modelo económico entero. No podemos usar el manual que tenemos ahora. La Ilustración, la Era del Progreso, la Revolución Industrial, todas las cosas, cómo abordamos la ciencia y cómo organizamos la economía, todo eso es lo que nos ha traído a este punto crítico del cambio climático.
¿Cómo construir ese nuevo modelo?
En 2001, trabajando con la Unión Europea, decidimos ver cómo habían ocurrido los cambios grandes de modelo económico, para ver si conseguíamos una hoja de ruta. Y descubrimos que había habido un par de cambios grandes de paradigma económico, ambos relacionados con la infraestructura y que se unieron a través de la historia. Tenían un denominador común: un momento en el que cinco tecnologías surgieron por casualidad y luego convergieron para crear una infraestructura que cambió la forma en que organizábamos cada aspecto de nuestras vidas.
¿Cuáles son esas cinco revoluciones tecnológicas distintas?
La primera, nuevas revoluciones de comunicación. La segunda, nuevos regímenes de energía. La tercera, nuevos modos de movilidad y logística. La cuarta, nuevas formas de tratar y manejar el agua, que es el componente esencial de las otras tres. Y la quinta, nuevos acercamientos a los habitantes.
La Primera Revolución Industrial fue en el siglo XIX…
Sí, en Gran Bretaña. En esa época, la revolución de la comunicación fue la impresión a vapor. No más prensas manuales. A eso unieron un sistema de telegrafía en la última mitad del siglo que permitió la comunicación instantánea. El sistema de energía estaba colapsado; habían agotado el bosque. Así que bajaron al suelo y sacaron el carbón para producir energía y aire carbonífero. La revolución de la movilidad fue la de los rieles y las locomotoras. En cuanto a la revolución del agua, ellos fueron los primeros, desde la caída de Roma, en poner muy extensos sistemas de agua y sistemas de purificación. La revolución de los habitantes fue el desarrollo urbano porque los rieles iban de ciudad a ciudad. Eso nos llevó a los mercados nacionales, a la gobernanza de los Estados nación, a las empresas comerciales, etc.
¿Cuál fue el segundo cambio de modelo?
La Segunda Revolución Industrial fue la de Estados Unidos del siglo XX. La revolución de las comunicaciones fue el teléfono de Alexander Graham Bell. Conectamos el continente en muy poco tiempo. La de la energía la marcó encontrar petróleo en Texas. La revolución de la movilidad fue el motor de combustión interna de Henry Ford. La del agua fue crear estas grandes represas de energía hidroeléctrica que luego se replicaron en todo el mundo. Esto nos llevó del desarrollo urbano al suburbano por las carreteras; y nos llevó a las globalizaciones y a las instituciones de gobierno como la ONU, el Banco Mundial, el Fondo Monetario, la OCDE, etc.
¿Y qué ve ahora?
Lo que vemos ahora es la Tercera Revolución Industrial. La revolución de la comunicación ya ha surgido: Internet. Tenemos 4.500 millones de seres humanos conectados con un pequeño teléfono en sus manos, un aparato que tiene más poder de computación que los instrumentos de los astronautas que fueron a la Luna en los años 70. Quiero destacar que todo está distribuido. Tenemos una revolución de la energía, con millones y millones de personas alrededor del mundo que están cosechando el sol y el viento; la revolución de la movilidad, el transporte eléctrico y de baterías, y cada vez más con transporte autónomo, gestionado con big data a través de comunicaciones por Internet.
¿Qué está pasando con el agua?
La revolución del agua es que no estamos saliendo del agua. Vamos de sequías a inundaciones, pero las moléculas del agua no desaparecen del planeta. Están ahí desde hace millones de años. Lo que cambia es cuándo caen, en qué volúmenes y cuándo no. Las inundaciones, las lluvias, los calentamientos, los incendios significan que la hidrósfera está redeterminando un ecosistema completamente nuevo para el planeta. No hay manera de controlarlo. Tenemos que adaptarnos a ello en lugar de adaptarlo a nosotros.
¿Dónde está, entonces, la revolución del agua?
La revolución del agua son las microrredes de agua. Habrá millones y millones de microrredes de agua, todas distribuidas para colectar el agua en las paredes y el techo. La llevas al suelo, la guardas, y cuando hay sequías y calentamientos, la distribuyes usando Inteligencia Artificial (IA) para ello.
¿Todo esto va a transformar el hábitat?
La revolución del hábitat tiene que ver con el paso a la fabricación de imágenes 3D. Este marco general determina un gran cambio. Nos lleva de la revolución de la fabricación sustractiva de las dos primeras revoluciones industriales a la revolución de la fabricación aditiva de la tercera. Esto es crucial para todo: desde los aranceles hasta la gobernanza. En esas primeras revoluciones, se tomaba una enorme cantidad de material de la naturaleza y se gastaba todo en crear un producto final. Y eso significó que terminamos con medio millar de compañías globales, que suman un tercio del PIB mundial. Estas empresas tienen solo 65 millones de los 3.500 millones de trabajadores que hay en el mundo. Y así se creó una revolución de dos siglos que ha ido principalmente a pocos, en lugar de a muchos.
¿En qué consiste la fabricación aditiva?
Le doy un ejemplo. Un arquitecto llamado Mario Cucinella, en Italia, construyó una casa con arcilla en un par de días. Cero emisión. Luego puede pasar de un mercado tradicional vendedor-comprador, de las anteriores revoluciones industriales, a una red de usuarios de un proveedor en la Tercera Revolución Industrial. Él podría enviar luego las instrucciones para esa casa a un desarrollador en Filipinas, poniéndolas en su celular, a cerca de cero costo marginal, en 30 segundos. Y este desarrollador podría construir tantos edificios como quisiera pagando una tarifa por la licencia. Emiratos Árabes Unidos va a tener el 25% de sus edificios con impresiones 3D en 2030. Arabia Saudita tiene 500.000 millones de fondos de inversión avanzando. Es un tremendo cambio. Sabemos que, por cada dólar que invertimos en esta infraestructura, tenemos un retorno de 3 dólares en el PIB.
No hay discusión sobre las grandes posibilidades que la IA trae para la humanidad, pero al mismo tiempo se debate sobre su alta demanda de electricidad. ¿No es eso una gran barrera?
Ese es el problema ahora, en términos de si podemos hacer esta transición. En 2019, el costo amortizado de la energía solar y de la eólica cayó por debajo de todas las otras energías; muy por debajo de la nuclear, del petróleo y del gas natural. El costo amortizado sigue cayendo; el costo marginal es cerca de cero. En mi libro Planeta Aqua menciono un estudio sobre 12.000 plantas termoeléctricas. Usted toma uranio, petróleo y gas natural para calentar el agua. El agua crea el vapor que mueve las turbinas para la electricidad. Lo que encontraron en este estudio es que, si usas el sol y el viento, que es más barato, por lo menos para calentar el agua y crear el vapor para manejar las turbinas eléctricas, salvas el 95% del agua.
¿Cómo se va a usar la IA?
Elon Musk y algunas personas son ingenuas sobre el tema. La IA será usada para la investigación y como asistencia ejecutiva, pero la misión primaria de ella va a ser manejar y gestionar la infraestructura de comunicación, energía, movilidad, agua y hábitos de la nueva revolución.
¿El sector privado es parte de la solución o del problema que estamos viviendo?
Es la solución. El mercado está hablando, excepto que estamos cambiando del modelo vendedor-comprador a redes de usuarios. Y el gran negocio va a ser para pequeñas y medianas empresas de alta tecnología en todo el mundo. La tecnología está muy distribuida. Puedes enviar software de un lado a otro sin pagar aranceles. Alguien lo desarrolla en el otro lado y te paga la tarifa. Piense en el aumento de empresas medianas y pequeñas de alta tecnología en todo el mundo.
¿Cómo mira a América Latina y el Caribe?
Tiene 650 millones de personas y el 60% de toda la biodiversidad del mundo. En esto es la región más rica de todo el planeta. Es impresionante. Hay una oportunidad para mover a la región a un estado de primer nivel para su población, porque no se ha desarrollado del todo la infraestructura de la Segunda Revolución Industrial, excepto en Brasil, Chile, Colombia y en algunos lugares más. No hay muchos intereses antiguos involucrados, aunque por supuesto todavía existen algunos intereses fósiles. Eso es bueno, porque no se tienen los antiguos códigos, regulaciones y estándares. Se empieza desde cero. Es un gran avance. Si hay la voluntad y la resolución de hacer el cambio, eso es otro problema.
¿Puede profundizar un poco más sobre lo que esta oportunidad significa para Latinoamérica y el Caribe?
Estudiamos de todo en la región, pero lo que realmente me sorprendió es que tiene el capital más valioso del mundo. Tendemos a pensar en la economía moderna que el capital son máquinas, inventario, retorno de las inversiones, derechos de propiedad intelectual. Eso no es el capital. En la naturaleza, el único capital es la producción primaria de fotosíntesis. Todo lo demás lo tomamos para crear nuestros sistemas económicos. Ese es el único capital que existe, y no es una broma. Lo que me sorprendió cuando miré a Latinoamérica y el Caribe es que ese 60% de toda la biodiversidad del planeta está en una muy pequeña porción de la masa de tierra del mundo. Latinoamérica y el Caribe tienen todo para ser emblema de la próxima revolución. Esto es realmente una gran cosa.
¿Y cómo desbloquear el potencial de esa revolución?
Lo que yo sugeriría es unir las universidades, las asociaciones de industria y comercio, las ONG, los gobiernos y las instituciones para abordar esto en seminarios de ‘buceo profundo’. Tienen el talento, necesitan unirse. En Norteamérica hay algunas experiencias.
¿Cuál podría ser un buen ejemplo?
Nosotros vamos a avanzar más hacia una gobernanza biorregional porque a los desastres climáticos no les importan las fronteras políticas. Los gobiernos que comparten ecosistemas están ampliando su acción para preparar, rescatar, restaurar y mantener sus recursos ecológicos. La región de los Grandes Lagos representa el 20% del agua dulce que queda en el planeta. Los ocho estados de Estados Unidos y dos provincias de Canadá que conforman la región equivalen a la tercera economía del mundo y decidieron crear un centro de innovación de entre 250 y 300 millones de dólares que se inaugurará en 2027, con el fin de abordar todo esto.
¿Cuál es el papel de la geopolítica en esta nueva revolución?
Todos piensan que vamos a volver a la geopolítica. No, se acabó lo de los Estados nación y todo eso. Esto es lo que nadie parece entender.
Profesor Rifkin, ¿qué decirles a las personas sobre el momento crítico que se está viviendo?
Primero, que tenemos que adaptarnos y que la humanidad ha sido capaz de adaptarse durante toda la historia y, en ese sentido, que vamos a salir de esta situación. Y, segundo, que la ciencia nos dará una respuesta.
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