Cambio climático y biodiversidad las dos caras de la misma moneda

Los Diálogos Mutis, en la reciente primera versión de Madrid, ha permitido que la óptica de la región en materia de biodiversidad construya nuevas sinergias en el propósito de aportar soluciones para el futuro del planeta.

28 de junio de 2025

Por Alicia Montalvo, Gerenta de Acción Climática y Biodiversidad Positiva de CAF.

En los últimos años, América Latina y el Caribe (ALC), como región, está dejando oír su voz en los debates globales sobre medioambiente, cambio climático y, especialmente, sobre biodiversidad. El hecho de que la región albergue el 60% de la biodiversidad, seis de los diecisiete países más biodiversos del mundo y el hábitat con mayor diversidad biológica del planeta (la selva amazónica) explican este mayor protagonismo y hace necesario promover un nuevo enfoque latinoamericano y caribeño para abordar los retos de conservación, restauración y uso sostenible de la biodiversidad.

Este nuevo enfoque regional se ha ido perfilando gracias a iniciativas innovadoras. Los factores que las suelen caracterizar son la puesta en valor de los servicios ecosistémicos en los programas de inversión, una integración más amigable de la biodiversidad en las ciudades y el desarrollo de nuevos modelos productivos basados en la bioeconomía. En buena parte de los casos, esto está sucediendo de la mano de comunidades y pueblos indígenas, que son los que en mayor medida custodian los ecosistemas. Entre los retos más apremiantes para que la visión y las soluciones latinoamericanas y caribeñas se afiancen en los grandes debates globales, destaca la movilización de más recursos financieros para preservar la biodiversidad. Pero también es preciso promover la integración del conocimiento y la ciencia autóctona en la toma de decisiones, ampliar el papel de las comunidades locales y pueblos indígenas, y fomentar la tecnología y la innovación basada en la naturaleza en la región. En lo que se refiere a la financiación, los recursos que hoy se destinan a preservar la biodiversidad son insuficientes para proteger y restaurar ecosistemas y conservar especies amenazadas.

Esto afecta la productividad agrícola, el acceso a los recursos hídricos, los sistemas de protección natural frente a los desastres o el turismo, lo cual perjudica sobre todo a las comunidades locales que dependen de estos ecosistemas para su sustento y bienestar. Por ello, en la COP16 del Convenio de Biodiversidad se acordó que los flujos internacionales de financiación deberán alcanzar los 20.000 millones de dólares anuales para 2025, aumentando a 30.000 para 2030, lo que hará necesario un debate profundo sobre instrumentos innovadores que promuevan la financiación pública y privada. En este escenario, la región puede liderar la visión de la biodiversidad como eje clave para el desarrollo productivo y para mejorar las condiciones de vida de las personas.

Desde CAF –banco de desarrollo de América Latina y el Caribe– estamos aportando recursos para este fin. Una muestra es que, en 2024, el 41% de nuestras aprobaciones fueron verdes (meta que habíamos previsto para el 2026), y nos hemos comprometido a que el 10% de nuestra financiación al 2030 se dedique a la biodiversidad regional. Esto significa que, cada año, destinaremos más de 1.500 millones de dólares a programas que la preserven. Estos compromisos sin precedentes tienen sustento en un enfoque ecosistémico que coloca a la gente y la utilización de los recursos naturales en el centro del proceso de toma de decisiones, promueve la conservación y el uso sostenible de estos recursos de manera equitativa y reconoce la importancia de la colaboración interdisciplinaria y la cooperación entre diversos actores.

Hemos identificado 14 ecosistemas estratégicos prioritarios en la región y estamos trabajando en un catálogo de soluciones para las amenazas que sufren. Igualmente, hemos aprobado un programa regional de 300 millones de dólares para financiar acciones específicas. Otro eje fundamental de la visión latinoamericana y caribeña de la biodiversidad es la promoción e integración de la ciencia autóctona y los saberes ancestrales en los proyectos de inversión, lo que permitirá garantizar acciones respetuosas con las comunidades locales. Con este fin, en la COP16 de Cali firmamos, en alianza con más de 15 instituciones científicas, una “Declaración para una Biodiversidad Positiva en América Latina y el Caribe: de la Ciencia a la Acción”, promoviendo la creación de un consejo asesor que ayude a CAF en la toma de decisiones con base en evidencias científica.

Resulta crucial que las iniciativas de financiación y de integración de la ciencia en la toma de decisiones involucren a las comunidades locales. Por ello, desde CAF estamos promoviendo proyectos como la “Red de Mujeres Piangüeras” del Pacífico con recursos del nuevo Fondo Global de Biodiversidad, que permitirán el apoyo a la cadena de valor sostenible de la piangua y el mejoramiento de la calidad de vida de las mujeres, así como la restauración del ecosistema de manglar. Otras iniciativas que se están desarrollando con las comunidades locales incluyen el manejo del sargazo, los bionegocios agrarios en la Amazonía o la protección de la pesca artesanal. Finalmente, para preservar la biodiversidad, se debe impulsar la innovación. Primero, promoviendo instrumentos financieros como el canje de deuda por naturaleza o los certificados de biodiversidad; apoyando programas de innovación tecnológica asociada a la biodiversidad, como “InNatureLab”, que ofrece apoyo financiero y no financiero a soluciones de bioeconomía a través de un laboratorio que involucra a las comunidades, o impulsando la biomímesis y un nuevo modelo de desarrollo productivo.

 

Espíritu Mutis

 

Es necesario un salto cualitativo: la biodiversidad es un activo clave para el posicionamiento de la región en los debates globales sobre las normas que rigen la arquitectura financiera internacional, en especial los flujos comerciales y financieros, y para nuevas políticas de desarrollo tecnológico. Necesitamos que la óptica de la biodiversidad, desde este lado del mundo, permee y construya nuevas sinergias para mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos y asegurar el equilibrio ambiental del planeta. En procura de ello, a principios de este mes, en Madrid hicimos la primera edición de los Diálogos Mutis de la Biodiversidad América Latina y el Caribe-España, con más de 50 representantes de instituciones científicas, gobiernos latinoamericanos, instituciones financieras, agencias de cooperación, organizaciones no gubernamentales y filantrópicas, y representantes del sector privado, para reforzar la voz de la ciencia e impulsar el papel de la tecnología y la innovación como herramientas para la conservación, restauración y uso sostenible de la biodiversidad.

Fueron bautizados Diálogos Mutis para recuperar la figura de José Celestino Mutis y el espíritu de la Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada que, de forma visionaria, dejó en el siglo XIX las bases de un diálogo global basado en el conocimiento que sigue construyéndose. La conclusión fundamental de esta cita en el Real Jardín Botánico de Madrid es la importancia de tener espacios como este, multidisciplinares, donde hablen personas interesadas en la biodiversidad, pero que procedan de distintos ámbitos: la ciencia, la tecnología, la financiación; que puedan encontrar un lugar para dialogar y entender lo que se dice con los términos de los demás, y trabajar en contextos más divulgativos.

Muchas veces el problema que tenemos es que no somos capaces de dar a conocer la importancia de la biodiversidad y expresar cómo un desarrollo productivo basado en biodiversidad puede ser clave para el crecimiento económico de regiones como ALC. Es importante construir este camino, para que todas las piezas vayan encajando en beneficio de la biodiversidad como solución a los problemas del cambio climático. Estos Diálogos son una pieza clave en nuestro camino hacia la COP30 en Belén. Venimos del COP16 de Cali y de una declaración en Bogotá sobre la ciencia, y vamos ahora hacia una COP de cambio climático. Queremos que la biodiversidad y el cambio climático sean dos caras de una misma moneda. No se puede hablar de un mejor plan para la reducción de gases de efecto invernadero que no contemple la protección de la biodiversidad.

 

Voces del Diálogo en Madrid

 

  • Amir Lebdioui, Director del Centro de Tecnología e Industrialización para el Desarrollo, Universidad de Oxford: “Lo que está en juego es el futuro económico y tecnológico de ALC. La biodiversidad no solamente es un activo pasivo que hay que proteger y conservar, también es un banco de ideas de donde sacar inspiración e información para innovar. La mayoría de los países de ALC todavía no han logrado salir de la trampa de medio ingresos, y un factor determinante es la capacidad tecnológica y los recursos naturales. La innovación inspirada en la naturaleza representa una ruta alternativa que puede ayudar a la región a cerrar la brecha tecnológica y de desarrollo que existe con el resto del mundo. Como dijo Leonardo da Vinci: ʻAprendamos de la naturaleza, allá está nuestro futuro’”.
  • Dalina Aldana, Presidenta de la Academia Mexicana de Ciencias e investigadora de Cinvestav: “La naturaleza es fundamental para la vida humana. En un lugar como el Real Jardín Botánico de Madrid, podemos estar aislados del ruido del comercio voraz, que siempre nos está incitando a comprar y a desechar. Soluciones tecnológicas hay y va a haber, pero es muy importante que aprendamos a vivir de otra manera, con un consumo menor de todo y, en consecuencia, con un desecho menor. CAF ha tenido y tiene la visión de invertir en desarrollos con la naturaleza como el actor principal, no los supermercados. Donde nace el agua, hay que dialogar con la biodiversidad. Yo creo que está muy bien alineado el trabajo con los objetivos que se ha planteado CAF”.
  • Elizabeth Gray, CEO National Audubon Society: “Cuando crucé la calle desde el hotel y entré en este Jardín Botánico, pude sentir inmediatamente cómo la temperatura alta bajaba cinco o casi diez grados. Estos oasis urbanos son de vital importancia para educar sobre los beneficios de la naturaleza, para la salud, para la economía, etc. No hablamos lo suficiente sobre estos temas entre sectores. Aquí, en un salón, tuvimos científicos, académicos, investigadores, pero también personas de bancos, organizaciones sin fin de lucro, gobiernos y empresas privadas. Todos, aprendiendo unos de otros; hablando, colaborando, compartiendo lecciones aprendidas. Así es como vamos a avanzar con este trabajo en todo el mundo”.
  • Mauricio Díazgranados, Director Científico del Jardín Botánico de Nueva York: “La biodiversidad enfrenta una amenaza sin igual. El diálogo sobre la biodiversidad nos invita a repensar cómo podemos integrar ciencia, política y sociedad para revertir esos procesos de pérdida de biodiversidad e implementar acciones efectivas de conservación, para discutir cómo ALC puede implementar planes integrados que permitan la recuperación y la conservación de esa biodiversidad en toda la región. Los jardines botánicos ofrecen la oportunidad de crear un puente entre los ciudadanos y la naturaleza. No son solo espacios recreativos, educativos o de conservación, también son centros de conocimiento e investigación y muchos están absolutamente comprometidos con estos procesos”.

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