Panel 1: Educación, capacitación y certificación de competencias laborales

El panel “Educación, capacitación y certificación de competencias laborales” destacó que, pese a los avances en educación, persisten barreras que limitan la autonomía económica de las mujeres. Las expertas coincidieron en la necesidad de profesionalizar los cuidados, promover la formación en sectores verdes y digitales, y eliminar sesgos de género desde la educación para mejorar la empleabilidad y la participación femenina.

17 de octubre de 2025

El primer panel del día, denominado “Educación, capacitación y certificación de competencias laborales”, tuvo como objetivo analizar buenas prácticas y lecciones aprendidas para garantizar la permanencia de las mujeres en el sistema educativo formal y las estrategias para mejorar la empleabilidad y la movilidad laboral, y contribuir así a su autonomía económica. La moderación estuvo a cargo de Guadalupe Aguirre, directora de Género de CAF, y expusieron Paz Arancibia, especialista regional de equidad de género para OIT; Romanina Morales, directora del Servicio Nacional de Capacitación y Empleo (SENCE) de Chile; Diana Rodríguez Wong, oficial de asuntos sociales de CEPAL; y Jennifer Venegas, encargada de la dimensión Educación STEM y Género de Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Chile.

Paz Arancibia introdujo el marco de acción de la OIT y destacó que la igualdad de género está en el ADN de la organización, con convenios que abordan la brecha salarial y la no discriminación y un fuerte enfoque en la capacitación, a través de la colaboración con institutos de formación profesional. Señaló que la profesionalización de los cuidados podría generar 31 millones de empleos en la región. Entre las buenas prácticas que se pueden implementar, mencionó la “Red Saber Cuidar”, que certifica las habilidades para trabajar en el sector de los cuidados, y abogó por profesionalizar los cuidados; y las medidas de conciliación como la instalación de guarderías y flexibilidad horaria que han demostrado ser eficaces para incrementar la participación femenina en el mercado laboral.

Romanina Morales afirmó que la inversión pública debe tener una retribución clara en el desarrollo económico y la mejora de la calidad de vida de las mujeres y destacó el uso del sistema SABE, el cual utiliza inteligencia artificial para analizar las bolsas de empleo nacionales e identificar las demandas reales del mercado. Señaló como estrategia la creación de líneas sectoriales dentro de rubros ocupados mayoritariamente por hombres, como el transporte y la construcción, dentro de los que se han desarrollado espacios de capacitación orientados a mujeres con resultados exitosos. Asimismo, alertó sobre la necesidad de reformar la seguridad social para enfrentar el envejecimiento poblacional, vinculándolo directamente con la falta de empleos decentes en el presente.

Diana Rodríguez partió de una constatación clave: la educación, aunque necesaria, no es suficiente para garantizar la autonomía económica de las mujeres, como lo demuestran las altas tasas de matrícula universitaria femenina versus su baja participación laboral. Para abordar esta brecha, señaló la importancia de impulsar sectores que combinen el conocimiento con la sostenibilidad y la igualdad: la economía del cuidado, las energías renovables, la economía circular y la transformación digital. Resaltó el Acuerdo de Tlatelolco como un ejemplo de avance normativo regional que reconoce el cuidado como un derecho y un sector dinamizador de la economía, lo que exige su formalización y profesionalización, con especial atención a mujeres migrantes, indígenas y afrodescendientes.

Jennifer Venegas centró su intervención en el sistema educativo escolar, donde se forman los primeros sesgos que alejan a las niñas de las disciplinas STEM. Señaló la masculinización de las STEM, la falta de referentes femeninos locales y los estereotipos que se reproducen en las aulas como algunas de las principales barreras para uqe las niñas se identifiquen con estas áreas, que forman parte clave en la oferta laboral actual y del futuro. Como estrategias para transformar esta situación, señaló el enfoque STEM+ en la educación, que articula los saberes de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas con los saberes populares, para que los conocimientos que las niñas traen de sus hogares también tengan valor en la escuela. Asimismo, enfatizó en la importancia de formación docente certificada en género para cambiar las prácticas educativas sesgadas.

El panel dejó en claro que, a pesar de los avances en educación, persisten barreras estructurales que limitan la autonomía económica de las mujeres. Las soluciones requieren un enfoque multidimensional: políticas de formación alineadas con la demanda del mercado y con perspectiva de género; la profesionalización de sectores como los cuidados y la economía verde; la territorialización de las políticas; y, fundamentalmente, una transformación profunda del sistema educativo para eliminar sesgos desde la primera infancia y fomentar la participación de las niñas en todos los campos del conocimiento.

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