Panel 2: Empleo decente y generación de ingresos propios

El panel sobre empleo decente y generación de ingresos resaltó que la autonomía económica de las mujeres requiere políticas integrales, financiamiento con enfoque de género y fortalecimiento del liderazgo femenino. Las expertas coincidieron en que invertir en igualdad es clave para la sostenibilidad económica y el desarrollo de la región.

17 de octubre de 2025

El segundo panel de la jornada, enfocado en el empleo decente y la generación de ingresos propios, fue moderado por María Eugenia Miquelena, Ejecutiva Senior de CAF. Como panelistas, participaron Alma Espino, presidenta del Centro Interdisciplinario de Estudios sobre el Desarrollo de Uruguay; María Pía Vallarino, directora provincial de Género y Diversidad en Infraestructura y Servicios Públicos del Ministerio de Obras Públicas de la Provincia de Buenos Aires; María Isabel Moncayo, Gerenta General de Negocios de la Corporación Financiera Nacional de Ecuador; y Alison Vásconez, representante de ONU Mujeres Ecuador.

Más del 25% de las mujeres de América Latina y el Caribe no tiene ingresos propios, la mayoría se encuentra empleada en sectores de baja productividad. Ante este panorama, el panel se trazó como objetivo analizar buenas prácticas y políticas para promover empleo digno, emprendimientos formalizados y autonomía económica.

Alma Espino señaló la persistencia de la discriminación y segregación laboral y ocupacional hacia las mujeres, y la urgencia de contar con políticas públicas públicas integrales que combinen educación, capacitación y cuidados. Compartió tres experiencias claves:

  • “Semilla Inicia”, una iniciativa que otorga subsidios y cofinanciamiento a emprendimientos liderados por mujeres en Chile;
  • Fondo para organizaciones de mujeres en Colombia, que fomenta sus capacidades productivas y el acceso a mercados (cacao, café, artesanías);
  • Ley de empleo doméstico y Sistema Nacional de Cuidados en Uruguay, que establece la formalización y negociación colectiva de trabajadoras del hogar.

María Pía Vallarino compartió la experiencia de la creación del área de Género en Ministerio de Obras Públicas de la provincia de Buenos Aires y apuntó a la importancia de defender la institucionalidad de género, ante un contexto de polarización global y fragmentación de agendas que pone en riesgo los avances realizados.

María Isabel Moncayo afirmó que la perspectiva de género debe ser transversal en toda la estructura de la banca de desarrollo, no como etiqueta sino como pilar estratégico. En este sentido, apuntó a la importancia de promover créditos con mejores condiciones para las mujeres, ofrecer asistencia técnica personalizada y visibilizar y formalizar negocios liderados por mujeres para romper asimetrías de información.

Alison Vásconez se refirió a la dimensión macroeconómica y estructural, señalando los altos índices de feminización de la pobreza e informalidad del empleo femenino. Como propuestas, mencionó que es esencial colocar la vida y el cuidado en el centro de la economía, reconociéndolo como inversión económica; redistribuir recursos financieros, diseñar presupuestos y financiamiento con enfoque de género, y apuntar la movilización de recursos internacionales hacia una justicia fiscal global.

Este panel resaltó que el empleo decente es fundamental para lograr la autonomía económica de las mujeres, lo cual exige enfoques interseccionales y políticas integrales que aborden las múltiples desigualdades. Se subrayó que financiar la igualdad de género no es solo un imperativo ético, sino una condición indispensable para la sostenibilidad económica a largo plazo. Asimismo, se destacó la importancia de evaluar —y no solo monitorear— las políticas y programas, con el fin de fortalecer su impacto y asegurar una rendición de cuentas efectiva. Otro punto clave fue la necesidad de construir activamente mercados con igualdad de género, en lugar de esperar pasivamente su evolución. Finalmente, se remarcó que el liderazgo femenino en espacios clave como la política, la academia, la banca y la cooperación internacional es crucial para sostener los avances logrados, especialmente en contextos de retrocesos democráticos o políticos.

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