Turismo en LAC, una gran oportunidad

La tendencia actual del sector es buscar experiencias naturales, étnicas y culturales. América Latina y el Caribe las ofrece todas. Su industria turística no solo es creativa y dinámica sino también resiliente, porque se ha recuperado en la pospandemia con más velocidad que la de otras regiones.

21 de abril de 2025

En 2020, el turismo sufrió un mazazo histórico: la pandemia confinó al mundo y los viajes quedaron suspendidos. El sector turístico sufrió una dramática caída. Cinco años después, América Latina y el Caribe (LAC) han vuelto a estar por encima de los niveles previos al brote del covid-19.

De hecho, la región cerró el 2024 con un 103% de viajeros en comparación con los niveles previos al 2020, mientras el mundo en general alcanzó un 98% de recuperación con respecto a las cifras de 2019. A nivel global, Asia ha tardado más en levantarse por las restricciones impuestas allí. Sin embargo, nuestro continente ya ha alcanzado una recuperación en ingresos del 113%.

Imparable, el turismo crece, aunque ciudades como Barcelona o Venecia busquen maneras de organizarlo porque la masificación de los viajeros incrementa los precios de los alquileres y desplaza a la población local por una de mayor poder adquisitivo. Sin embargo, la previsión del sector indica que el número de viajeros continuará aumentando, y no tan solo en las grandes urbes.

La pandemia propició la virtualidad, y desde entonces los nómadas digitales han venido cambiando la dinámica de viajar solo por vacaciones o trabajo. Con la única condición de contar con conectividad, buscan destinos naturales que les permitan vivir bien a un menor costo.

Óscar Rueda, director de Turismo en CAF –banco de desarrollo de América Latina y el Caribe–, sabe que el turismo es un sector resiliente y adaptativo como pocos y que, ante las tendencias de los viajeros de hoy, el destino más apetecido es LAC.

Los viajeros actuales, antes que volver con una foto al lado de un monumento, prefieren las experiencias con el paisaje y sus comunidades.

Las tendencias actuales

“Los viajeros de hoy quieren aprender de los locales, de los pueblos indígenas, de su medicina ancestral y su visión del mundo. LAC ofrece mucho de eso, además de naturaleza, hay otros atractivos que movilizan viajeros a vivir experiencias más profundas”, explicó Rueda.

La región alberga una buena parte de la biodiversidad mundial. Además, cuenta con seis de los países más megadiversos del mundo, 11 de los 14 biomas de la Tierra y el 36% de los bosques intactos.

En un contexto así, el turismo surge como una gran oportunidad. Las cifras parecen dejarlo en claro: en los primeros nueve meses de 2024, 1.100 millones de turistas habían viajado a destinos internacionales y, según el último Barómetro del Turismo Mundial de ONU Turismo, una de las regiones con mayor recuperación fue América Latina.

Si en el mundo, en general, un 11% más de personas decidió hacer maletas en comparación con 2023, en Colombia, por ejemplo, se superó el récord histórico de visitantes extranjeros al llegar a 6,2 millones. También las operaciones aéreas semanales crecieron un 23%. En la región, aparte de Colombia, el destino con el mejor desempeño fue

Curaçao, sin dejar de lado América Central y el Caribe.

Enfoques étnicos y sostenibles

Una de ellas es darles valor a las manifestaciones de los grupos étnicos para que los visitantes se involucren en ellas de la mano de los locales. Un ejemplo es el plan piloto de CAF en Brasil, que estimula el afroturismo y pone en primera línea a los emprendedores afrobrasileños para que incorporen experiencias que involucren su cultura, historia y vivencias.

Una segunda opción es crear espacios de conservación de la naturaleza con la posibilidad de que las comunidades indígenas o los locales de los territorios transmitan sus conocimientos a los visitantes. Ese valor añadido evita la depredación del hábitat al estar orientado por la comunidad misma, que presta los servicios y cuida su territorio.

De hecho, una alianza con el etnoturismo se inició en la feria Fitur de este año, en Madrid, para premiar proyectos de emprendimiento turístico que conviertan en productos el conocimiento ancestral.

Una experiencia adicional que genera gran impacto es el paisaje cultural cafetero, que ha pasado de ser una visita a una finca a un involucramiento del visitante con un beneficiadero de café para aprender cómo es el proceso de la semilla a la taza. Algo similar sucede con el cacao en Ecuador o México. La degustación y la experiencia de participar en la producción y transformación es hoy un producto turístico de amplio crecimiento.

Un cuarto enfoque responde a la cultura. Mientras que los destinos de playa y sol suelen asemejarse entre sí, las manifestaciones culturales son únicas y memorables por ello mismo. Además, no compiten unas contra otras, porque en cada una hay una vivencia diferente.

El Inti Raymi en Perú, el Carnaval de Barranquilla en Colombia, las misiones jesuíticas en Paraguay o el Día de los Muertos en México no luchan entre sí, sino que cada uno es un atractivo lo suficientemente único para llamar visitantes por su cuenta.

Para ello es necesario convertir esos atractivos y la diversidad en productos turísticos que se puedan ofrecer. Perú y México, de hecho, han convertido ya su gastronomía y cultura en manifestaciones culturales que atraen turistas por sí solas.

Una línea fundamental es cuando se unen las comunidades para ofrecer turismo comunitario y sostenible. La sostenibilidad se identifica con lo ambiental, y requiere involucrar a la comunidad y hacerla partícipe para que no se sienta discriminada; involucrarla en el cuidado de su territorio y permitirle que sea proveedora de servicios, así como plantear el número de visitantes que se va a recibir y las contingencias que puedan surgir. Una planeación adecuada evita choques posibles.

Mejor infraestructura y planeación

CAF premiará en 2025 emprendimientos en materia de turismo étnico. El año pasado había galardonado las mejores propuestas en turismo comunitario. Ambas buscan que, cuando el turista regrese a casa, el lugar visitado quede mejor que cuando lo encontró porque el visitante ha contribuido a mejorar la comunidad.

Finalmente, para que el turismo sea una oportunidad real, es necesario mejorar la infraestructura de los lugares, así como permitir el flujo de inversión extranjera. Si el sector público invierte en las regiones de potencial turístico y permite su desarrollo, luego estos sitios se apalancan con la inversión privada y se incrementa su desarrollo.

CAF ha venido desarrollando guías de inversión turística que incluyen los incentivos y condiciones de países como Uruguay, Honduras, Jamaica, Perú, El Salvador, México, Brasil y Panamá.

CAF, por ejemplo, invierte en la renovación urbana, a través de la financiación de centros históricos como los de Panamá, Lima o Santa Marta, que se han reconvertido en polos de turismo; o en infraestructura básica de saneamiento y planes de ordenamiento territorial, como en Colón (Panamá), para que pueda ofrecerse un mejor turismo.

Una claridad delinea estas inversiones: los turistas de hoy, además de experiencias, requieren infraestructura y conectividad.

América Latina y el Caribe tiene ante sí una gran oportunidad conjunta. La invitación es a ofrecer tarifas circulares y promociones conjuntas en una gran política continental de cielos abiertos, más allá de las consideraciones de cada destino o aerolínea, con miras a un beneficio común.

Es claro que el turismo seguirá creciendo, y es importante trazar desde ya las estrategias. Según el informe de investigación del Mercado Mundial del Turismo de Bienestar, el sector alcanzará los 2,3 billones de dólares a finales de 2033, porque cada vez más personas buscan salud física y mental en su viaje, y optan por destinos que les permitan una mayor conexión con el entorno y su conciencia.

De acuerdo también a otro informe, el del Mercado del Turismo Sostenible 2024-2028, de Research and Markets, se espera que el mercado mundial del ecoturismo alcance los 331.620 millones de dólares para 2027, y que tenga una tasa de crecimiento anual compuesta del 10,87%.

La región puede aún alcanzar un enorme desarrollo gracias a su oferta natural de al menos 14 ecosistemas diversos y atractivos naturales, que van desde el Caribe hasta la Patagonia, y a sus manifestaciones culturales, etnias y grupos poblacionales. A partir de un modelo que beneficie a las comunidades y proteja el medio ambiente, el turismo es ya la mejor oportunidad.

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