
Sergio Díaz-Granados
Presidente Ejecutivo, CAF -banco de desarrollo de América Latina y el Caribe-
Colombia

Los océanos están en crisis. Aguas más cálidas y ácidas, el aumento del nivel del mar y la sobreexplotación pesquera —con el 90% de los stocks mundiales al límite— amenazan la seguridad alimentaria de 1.000 millones de personas y los 350 millones de empleos vinculados al mar.
En América Latina y el Caribe la situación no es menos preocupante: el 27% de la población vive en zonas costeras, megaciudades como Lima o Río de Janeiro dependen en gran medida de los ecosistemas marinos, el 55% de las pesquerías comerciales están sobreexplotadas, y el Caribe ya perdió el 40% de su producción pesquera en una década como consecuencia del calentamiento global y la erosión costera.
El futuro de nuestras economías está indisolublemente ligado a la salud de los océanos, que cubren la mitad de la geografía latinoamericana y caribeña, y hasta el 91% de los estados insulares. Por eso, necesitamos nuevos compromisos financieros para transformar la forma de interactuar con nuestros mares.
Frente a este panorama, desde CAF asumimos un compromiso histórico: invertiremos 2.500 millones de dólares hasta 2030 para impulsar la economía azul, es decir, para incentivar el turismo responsable, fomentar la pesca artesanal, gestionar los litorales de la región, conservar y restaurar ecosistemas marinos, desarrollar tecnologías limpias y energías oceánicas renovables.
No se trata de un simple anuncio financiero. Con esta decisión, nos convertimos en el principal socio multilateral para que América Latina y el Caribe transite hacia un modelo donde la protección marina y el desarrollo económico sean aliados. Este compromiso financiero duplica el asumido en la Conferencia de Lisboa de 2022, que alcanzamos antes de tiempo, y convierte a CAF en el organismo multilateral líder en financiación azul.
El potencial de la economía azul en América Latina y el Caribe es inmenso. Por ejemplo, poseemos el 18% de las ecorregiones marinas globales (más que cualquier otra región) y el Sistema Arrecifal Mesoamericano, la segunda barrera de coral más grande del mundo. Por eso, en los últimos años CAF ha avanzado con una mayor presencia tanto en el Caribe como en el Pacífico que apuntan a convertir a América Latina y el Caribe en una región de soluciones globales. De hecho, el ingreso de nuevos países caribeños a CAF nos permitirá ofrecer nuevas soluciones regionales.
Por ejemplo, hemos contribuido a iniciativas de adaptación costera en Trinidad y Tobago, transición energética en el sector camaronero en Ecuador, saneamiento marino en Ecuador, Brasil, El Salvador, y políticas oceánicas en Colombia, entre otros. También fortalecimos la gestión de 1.5 millones de km2 en áreas marinas protegidas en busca aumentar poblaciones de peces y fomentar el empleo pesquero e investigación científica; apoyamos el diagnóstico y manejo de la pesca ilegal en varios países; instalaron viveros en el Caribe para mejorar la supervivencia y adaptación de corales al cambio climático; apoyamos programas para mejorar la respuesta a las inundaciones de sargazo; y mejoramos la gestión de residuos.
La salud de nuestros océanos depende de financiación, pero también de diplomacia azul para posicionarnos como una región de soluciones globales mediante alianzas internacionales. Estamos tejiendo redes entre científicos, empresarios y comunidades locales para crear soluciones que puedan replicarse en otras regiones del planeta. No se trata simplemente de inyectar capital, sino de construir ecosistemas de innovación donde el conocimiento fluya tan libremente como las corrientes oceánicas.
La educación también juega un papel fundamental: necesitamos formar a una nueva generación de profesionales marinos, desde biotecnólogos hasta especialistas en derecho oceánico, porque comprender el mar requiere tantas disciplinas como las que el mar mismo alberga.
Otro área de acción imprescindible es la de las alianzas. Por eso, en el Blue Economy and Finance Forum (BEFF) de Mónaco, CAF, el World Economic Forum y World Rresources Institute presentamos un informe con una serie de medidas para hacer frente a los retos oceánicos globales con una mirada latinoamericana y caribeña. El documento identifica oportunidades y desafíos para implementar políticas públicas, diseñar estrategias de inversión y fortalecer alianzas estratégicas, con el objetivo de consolidar a la región como líder en desarrollo azul, conservación ambiental y justicia social. Asimismo, analiza los retos estructurales que enfrenta, como la débil gobernanza, brechas normativas, deficiencias institucionales, vulnerabilidad climática y limitado acceso a financiamiento azul, al tiempo que detalla las principales oportunidades para estimular socioeconómicamente a los ecosistemas marinos.
Los océanos son el mayor sumidero de carbono del planeta y nuestra principal fuente de resiliencia. Por eso, nuestro compromiso va más allá de lo ambiental: es una apuesta por cambiar el rumbo del desarrollo sostenible.
América Latina y el Caribe puede ser la primera región en demostrar que la economía azul no es un concepto abstracto, sino un camino concreto para crear millones de empleos verdes, proteger nuestros mares antes de 2030 (como exige el Marco Global de Biodiversidad) y reducir la brecha entre ciudades costeras y el interior.
El océano no es el problema. Es la solución. Y en CAF, estamos listos para navegar esta ola de cambio.