Apagones… ¿Crónica de una muerte anunciada?

Fecha artículo: 10 de junio de 2025

Autor del post - Frank Vanoy

Especialista Sectorial en la Dirección de Transportes y Energía – Gerencia de Infraestructura para el Desarrollo en CAF

Luego de los eventos más recientes en los sistemas eléctricos interconectados; en Ecuador, en 2024, una falla en una línea de transmisión de alta tensión dejó a todo el país (18 millones de personas) por más de 3 horas sin energía eléctrica. Pasamos a febrero de 2025 en Chile, donde se afectaron aproximadamente 18,6 millones de personas, deslastrando 1.800 MW de carga y con más de 18 horas para el restablecimiento total del suministro eléctrico. Pasamos al evento de mayor magnitud e impacto reciente: el 28 de abril de 2025, en la península ibérica (España-Portugal), más de 55 millones de personas fueron afectadas intempestivamente por más de 12 horas, deslastrando carga por cerca de 12.759 MW en España y 7.560 MW en Portugal. Estos eventos, entre muchos otros en la última década, revelan el efecto colateral masivo que la ausencia de energía eléctrica puede ocasionar en múltiples ámbitos de la sociedad (industria, transporte, salud, educación, servicios, entre otros). Las redes de transmisión y distribución de energía en la Unión Europea tienen más de 40 años en uso, destacándose que la Comisión Europea ha estimado que su región requiere inversiones cercanas a entre 2 y 2,3 trillones de euros para 2050.

Según ello, se ratifica aún más la baja resiliencia con la que están creciendo los sistemas interconectados, principalmente por la entrada masiva de fuentes de energías estacionales y la obsolescencia de otras partes. Crecimiento que se viene dando en los últimos años de manera sesgada, pues los sistemas de potencia no son solamente fuentes de generación u oferta eléctrica. Por el contrario, existe una relación simbiótica dentro de la cadena de valor de la energía, con eslabones tan complejos como los sistemas de transmisión y distribución eléctrica, fundamentales a la hora de mitigar contingencias dentro de la matriz eléctrica ante cualquier estrés estable o dinámico de las redes. Y es que las redes no son solamente cables montados en estructuras aéreas o subterráneas: las subestaciones eléctricas son nodos críticos en los sistemas interconectados, cuya confiabilidad, seguridad y eficiencia dependen de garantizar un diseño, mantenimiento y operativa vanguardistas.

La estigmatización de algunas fuentes de potencia de base inerciales o rotacionales, la deficiencia en la robustez de las redes asociada a su obsolescencia, capacidades de cortocircuito insuficientes, la escasez de sistemas de compensación, la anticuada gestión de la demanda, la vulnerabilidad cibernética y la baja implementación de esquemas de eficiencia energética traen consigo la materialización de eventos que, en otros escenarios, pudiesen haber sido mitigados o asumidos en la operativa por sistemas de potencia robustos.

Millones de componentes mecánicos, eléctricos y electrónicos al unísono trabajan sobre autopistas de comunicación mediante señales análogas y digitales que proveen la información para que algoritmos de control, asociados a las capacidades técnicas humanas, complementen la interacción de la complejidad de los sistemas para llevar un compás y tono de funcionamiento.

Por todo lo anterior, la máxima prioridad debe ser una planeación sistémica, que vaya de la mano con la materialización de proyectos y la gestión de un mercado energético más libre. Las tendencias de mercado no pueden ser la variable que domine el crecimiento flexible y sólido que requieren los sistemas interconectados en nuestros países. La modernización de los sistemas debe ejecutarse de manera acelerada, con base en hojas de ruta objetivas, donde se contemplen inventarios, criticidad, riesgos, clasificación y priorización en la aplicación de las inversiones.

El concepto de seguridad energética debe prevalecer como una premisa de expansión y desarrollo. La política energética debe trascender del solo rol regulatorio restrictivo a ser vehículo de activación de las tecnologías y de responsabilidades compartidas. Esto puede ser un camino para estructurar sistemas robustos y dinámicos.

Frank Vanoy

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Frank Vanoy

Especialista Sectorial en la Dirección de Transportes y Energía – Gerencia de Infraestructura para el Desarrollo en CAF

Frank Vanoy se desempeña actualmente como Especialista Sectorial en la Dirección de Transportes y Energía – Gerencia de Infraestructura para el Desarrollo en CAF. Cuenta con más de 20 años de experiencia en el sector, destacando su labor en el desarrollo de proyectos energéticos y mineros en compañías como Siemens, Aker Solutions, Jacobs Engineering y Grupo de Energía de Bogotá; ha desempeñado roles como Especialista en Commissioning - Sistemas de Protecciones y Control, Ingeniero Especialista de Diseño Eléctrico, Superintendente de Energía y Coordinador de Proyectos de Energía, entre otros. Es Ingeniero Electricista de la Universidad Nacional de Colombia, Técnico en Mecánica Industrial, posee un Máster en Gestión de Proyectos de la Universidad de Quebec, estudios de educación profesional del Massachusetts Institute of Technology, MIT, así como una certificación en Project Management Professional, PMP, del PMI®  

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Energía

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