La Banca de Desarrollo Impulsa Inclusión Financiera mediante Alianzas con la Banca Privada

Fecha artículo: 10 de mayo de 2025

En América Latina y el Caribe, donde millones de micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) y proyectos con altos rendimientos sociales enfrentan barreras recurrentes para el financiamiento, los bancos públicos y multilaterales de desarrollo han encontrado en la banca comercial privada un aliado estratégico para ampliar su alcance y efectividad. Esta sinergia permite no solo multiplicar los recursos disponibles, sino también adaptar los productos financieros a las realidades locales y mitigar riesgos crediticios.

En efecto, los bancos públicos de desarrollo (BPD) y multilaterales (BMD), que operan bajo mandatos que convergen en sus misiones, enfrentan limitaciones operativas y de capital. Tres factores estructurales obstaculizan su expansión directa: La capacidad de distribución, pues carecen de la red masiva de sucursales y canales minoristas para llegar a muchos prestatarios dispersos; los costos de agenciamiento por tener que evaluar, monitorear y recuperar créditos de miles de empresas de menor tamaño lo que implica elevados costos operativos y un riesgo inherente que tensiona su capital regulatorio; y, la sostenibilidad financiera, ya que deben mantener sólidas calificaciones crediticias y prácticas prudenciales, limitando su exposición riesgos más elevados precisamente asociados con la brecha financiera.

Frente a estas restricciones, la intermediación a través de bancos privados, con vasta experiencia en evaluación de riesgo y una extensa cobertura territorial, se convierte en una solución efectiva. ¿Cuáles son las ventajas de esta alianza?

En primer lugar, la banca comercial ofrece eficiencia y cobertura ya que cuenta con robustas plataformas de evaluación crediticia, disponen de sucursales locales y relaciones de largo plazo con los clientes. Esto agiliza el proceso de desembolso y reduce tiempos administrativos.

En segundo lugar, al canalizar sus líneas de crédito mediante intermediarios comerciales, los BPD/BMD logran apalancar fondos públicos con recursos del sistema bancario, multiplicando el impacto de cada dólar desembolsado con una movilización de capital adicional.

Además, el esquema permite una gestión de riesgos compartida, pues mediante mecanismos de cofinanciamiento y garantías parciales, se transfiere parte del riesgo crediticio a los bancos privados, preservando la capacidad de endeudamiento de las instituciones de desarrollo.

Finalmente, es de gran importancia el rol de adaptación a lo local que tienen los bancos intermediarios, ajustando plazos, montos y requisitos de crédito de acuerdo con las realidades sectoriales y territoriales, incrementando la pertinencia de los productos financieros y elevando la efectividad del uso de los recursos.

Para operacionalizar esta alianza, la banca de desarrollo ha puesto en marcha una serie de instrumentos: líneas de crédito dirigidas a mipymes, proyectos verdes e iniciativas de inclusión financiera y de segmentos poblacionales, con condiciones preferenciales; garantías parciales que cubren normalmente entre el 50 % y el 80 % del riesgo de impago para incentivar la financiación de perfiles más arriesgados por parte de la banca comercial; y asistencia técnica a través de programas de fortalecimiento de la evaluación crediticia, la gestión de cartera y la educación financiera tanto en las entidades financieras como en los prestatarios, mecanismos que, junto con sistemas de monitoreo de resultados, aseguran la alineación de los objetivos sociales y de desarrollo con la dinámica comercial de los bancos privados.

Brasil: un caso emblemático

Brasil ilustra con cifras concretas cómo funcionan estas colaboraciones en políticas públicas:

  1. Plano Safra (financiamiento agrícola): En la campaña 2023/24, se desembolsaron R$ 400 000 millones; el sector privado participó con R$ 102 900 millones (25,7%), frente al 19% del ciclo anterior. Operadores como Bradesco, Itaú y Santander han incrementado su rol en un programa históricamente liderado por el Banco do Brasil.
  2. BNDES y el desarrollo productivo: En líneas no automatizadas (Finem), de 2002 a 2025 se contrataron R$ 772 500 millones, de los cuales R$ 35 900 millones (4,6%) pasaron por intermediación privada. En Finame, el peso de los bancos privados llegó al 40,3% de los R$ 137 400 millones contratados.
  3. Financiamiento de vivienda: El Sistema Brasileño de Ahorro y Préstamo (SBPE) concentra en 2024 un 42,6% del volumen con la Caixa Econômica Federal, mientras Itaú (22,9%) y Bradesco (20,4%) comparten el resto. El programa social Mi Casa Mi Vida y el SNHIS reflejan la complementariedad entre banca pública y privada.

Retos pendientes

Pese a la eficacia demostrada y los logros de esta alianza estratégica, subsisten desafíos que requieren atención:

  • Presencia de incentivos desalineados: Sin exigencias claras, los bancos privados podrían priorizar segmentos de bajo riesgo, excluyendo a los beneficiarios más vulnerables.
  • Captura indebida de subsidios: Existe el riesgo de que los intermediarios retengan los beneficios sin trasladarlos a los usuarios finales.
  • Carencias en los sistemas de monitoreo: La falta de indicadores estandarizados y posibles altos costos en el monitoreo, dificulta medir con precisión el impacto social y económico de los recursos movilizados.

Para afrontar estos desafíos, los bancos de desarrollo deben reforzar la capacidad de segmentación de líneas de crédito, vincular desembolsos a métricas claras y viables de desempeño y ampliar la asistencia técnica a intermediarios y prestatarios.

Hacia un futuro digital e inclusivo

La siguiente gran revolución de esta alianza será, sin duda, la adopción masiva de las tecnologías financieras más sofisticadas y de plataformas digitales que transformen radicalmente el financiamiento: herramientas de evaluación de riesgo alimentadas por datos alternativos que permitirán acabar con la brecha informativa; esquemas “pay-for-impact” que vincularán los desembolsos al logro de resultados concretos; y canales digitales de bajo costo que permitirán llevar crédito personas y microempresas en sitios apartados. Con estas innovaciones, la cooperación entre banca de desarrollo y banca privada no solo escalará a niveles inéditos, sino que dará vida a un sistema financiero en América Latina y el Caribe verdaderamente resiliente, inclusivo y sostenible.

Juan Carlos Elorza

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Juan Carlos Elorza

Director de Análisis Técnico y Sectorial, CAF- banco de desarrollo de América Latina y el Caribe-

Economista de la Universidad de los Andes, con una larga trayectoria en materia de política comercial, integración económica y negociación de acuerdos comerciales internacionales, tanto en el sector público como privado. Experiencia en el diseño de políticas con énfasis en comercio exterior y competitividad. Trabajó como Gerente de Política Agrícola, Ambiental y de Tierras en el Proyecto MIDAS en Bogotá. A nivel internacional, se desempeñó como Consultor Principal en el International Trade Centre y la Secretaría de Estado de Asuntos Económicos de Suiza (SECO) en Lima, Perú.

Luiz Esteves

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Luiz Esteves

Ejecutivo Senior, vicepresidencia de Sector Privado, CAF

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Inclusión y educación financiera Capacidades financieras

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