La historia compartida de los 24 países miembros de CAF

Fecha artículo: 04 de diciembre de 2025

Autor del post - Alejandra Claros Borda

Secretaria General de CAF -banco de desarrollo de América Latina y el Caribe

Las naciones que hoy conforman CAF —banco de desarrollo de América Latina y el Caribe— nacieron de un proceso de emancipación que transformó antiguos virreinatos y capitanías en Estados soberanos. En ese camino, cada país fue forjando su identidad, su voz y, con ella, un nombre propio.

Los nombres que hoy pronunciamos con naturalidad están cargados de historia. Algunos evocan la geografía y los pueblos originarios; otros, los sueños de independencia y libertad. En su conjunto, trazan el mapa simbólico de una región que, pese a sus diferencias, comparte una memoria común y una vocación por la unión.

Durante la época colonial, el territorio que hoy conocemos como América Latina y el Caribe estuvo dividido en grandes jurisdicciones creadas por las potencias europeas (principalmente España y Portugal, pero también Francia y el Reino Unido).

Los virreinatos del Perú, Nueva España, Nueva Granada y el Río de la Plata, junto con las capitanías generales de Chile, Guatemala, Venezuela o Cuba, definieron durante siglos la vida política, económica y social de la región.

Con las revoluciones independentistas de los siglos XVIII y XIX, surgieron nuevos Estados. En su búsqueda de autonomía, cada uno eligió un nombre que condensara su historia, su geografía o sus ideales. Algunos rescataron raíces indígenas; otros, símbolos religiosos o gestas heroicas. En todos los casos, el nombre fue un acto fundacional: una manera de decir “aquí estamos” y de imaginar un destino propio.

Los nombres de los 24 países miembros de CAF:

Argentina
Del latín argentum (plata). Los primeros exploradores españoles llamaron al principal río “Río de la Plata” por las leyendas sobre riquezas. “Argentina” se popularizó en el siglo XVII y se oficializó tras la independencia.

Antigua y Barbuda
Colón bautizó “Antigua” en 1493 en honor a la Virgen de la Antigua de Sevilla. “Barbuda” habría recibido su nombre por los árboles con raíces colgantes que recordaban barbas.

Bahamas
Proviene del español baja mar, “mar poco profundo”, en alusión a las aguas cristalinas y poco hondas del archipiélago.

Barbados
El portugués Pedro Campos la llamó “Os Barbados” en 1536, por las raíces colgantes de los higuerones. Los ingleses conservaron el nombre al colonizarla.

Bolivia
Nombrada en homenaje al Libertador Simón Bolívar, líder de la independencia. El Congreso de Chuquisaca lo oficializó en 1825 al emanciparse del Alto Perú.

Brasil
Debe su nombre al pau-brasil, un árbol de madera rojiza muy valorado en Europa. El término se impuso tras el desembarco de Pedro Álvares Cabral en 1500.

Chile
De origen incierto: podría derivar del topónimo indígena chili o del mapuche chilli, “donde termina la tierra”. Los conquistadores españoles adoptaron el nombre en el siglo XVI.

Colombia
Propuesto por el venezolano Francisco de Miranda en honor a Cristóbal Colón (Columbus en latín). Fue símbolo de unidad para los territorios liberados del dominio español.

Costa Rica
Colón nombró la región en 1502, atraído por los relatos de abundancia. El nombre aparece oficialmente desde 1538.

Ecuador
Adoptado en 1830, en referencia a la línea ecuatorial que atraviesa el país. La idea fue impulsada por el líder independentista Juan José Flores.

El Salvador
Pedro de Alvarado fundó la villa de San Salvador en 1525. El territorio tomó su nombre de la “Provincia de Nuestro Señor Jesucristo, el Salvador del Mundo”.

España
Del término fenicio I-shaphan-im (“tierra de conejos”), latinizado luego como Hispania. El nombre “España” se consolidó en la Edad Media.

Granada
Nombrada por la ciudad española del mismo nombre, inspirada en el fruto de la granada. Los franceses la llamaron La Grenade y los ingleses conservaron la versión Grenada.

Honduras
Del español “profundidades”. Se dice que Colón exclamó “Gracias a Dios hemos salido de estas honduras” al alcanzar la costa norte en 1502.

Jamaica
Del taíno Xaymaca, “tierra de madera y agua”. Así la registró Colón en su segundo viaje, en 1494.

México
Del náhuatl Mēxihco, nombre original de la capital azteca. Tras la conquista de Tenochtitlán, los españoles lo adoptaron para el virreinato.

Panamá
De origen indígena, documentado por Pascual de Andagoya en el siglo XVI. Puede significar “abundancia de peces” o “lugar de mariposas”.

Paraguay
Del río del mismo nombre. En guaraní podría significar “agua que viene del mar” o “río de los payaguás”, pueblo indígena.

Perú
Nombre registrado por los españoles en 1522, posiblemente derivado de un cacique local llamado Birú o del río Pirú, en la actual Panamá. Pizarro lo extendió a todo el territorio conquistado.

Portugal
Del antiguo asentamiento Portus Cale, en la desembocadura del Duero. El reino se consolidó con ese nombre en el siglo XII.

República Dominicana
Colón llamó a la isla “La Española” en 1492. El país tomó su nombre de Santo Domingo de Guzmán, fundador de la orden dominica.

Trinidad y Tobago
“La Trinidad” fue nombrada así por Colón en 1498 en honor a la Santísima Trinidad. “Tobago” proviene del taíno tabaco, planta abundante en la isla.

Uruguay
Del guaraní “río de los pájaros” (urú, ave; guay, agua). Los españoles lo adoptaron en el siglo XVI.

Venezuela
Bautizada por Alonso de Ojeda y Américo Vespucio en 1499 como “Pequeña Venecia”, por las casas palafíticas que recordaban a la ciudad italiana.

Resulta llamativo que ninguno de estos nombres haya sido sugerido por una mujer. Sin embargo, fue una mujer, Isabel la Católica, quien impulsó la expedición que cambiaría el curso de la historia. Su influencia marcó el destino de un continente entero, recordándonos que las raíces del poder también pueden tener rostro femenino.

La diversidad y riqueza de los nombres de la región nos invitan a mirar el pasado con respeto y curiosidad. Como escribió el cronista quechua Felipe Guamán Poma de Ayala:

“No hay mayor riqueza para un pueblo que conocer y respetar su propio nombre y su propia raíz.” 

Revisar la historia es, en definitiva, una forma de reconocernos. Porque la memoria de nuestros nombres es también la memoria de nuestra identidad colectiva.

Alejandra Claros Borda

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Alejandra Claros Borda

Secretaria General de CAF -banco de desarrollo de América Latina y el Caribe

Alejandra Claros Borda, es licenciada en Ciencias Jurídicas y Políticas. Transitó desde muy joven por diferentes responsabilidades en altas esferas políticas de su país, como Jefa de Gabinete del Presidente del Estado Plurinacional de Bolivia y Coordinadora Nacional de la Empresa Nacional de Telecomunicaciones (ENTEL). Posteriormente, en el año 2015 ingresó a la CAF como Coordinadora de Secretaría, para luego estar a cargo del análisis político de la Institución. En diciembre de 2021 fue designada como Secretaria General, responsabilidad que por primera vez en la historia de la Institución recae en una mujer.  Cuenta con un posgrado en Relaciones Internacionales y Diplomacia de la Academia Diplomática Plurinacional; una maestría en Derecho Multidisciplinario de la Universidad Mayor de San Simón (Bolivia) y otra en Comunicación y Marketing Político, esta última obtenida en la Universidad de Alcalá (España). De igual forma, tiene las especialidades en Estudios Latinoamericanos y Caribeños y otra en Tecnología y Subjetividad Política, ambas otorgadas por el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO).

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