Hace miles de años, las tierras fértiles, el agua y otros recursos naturales determinaron la transformación más profunda de la humanidad al ofrecer condiciones para los asentamientos y el desarrollo de la agricultura. Después de que pasara mucha agua por debajo del puente, hace unos 300 años, comenzaría otra transformación profunda, ésta anclada al conocimiento, la tecnología, la innovación, la organización de la producción y las instituciones. De forma simplificada, pasamos de la Revolución Neolítica a la Revolución Industrial y, más recientemente, a la Revolución Digital. Con ello, la influencia económica de la geografía iría dando paso, poco a poco, a las ideas, las soluciones ingeniosas y la eficiencia.
Este breve resumen nos ayuda a comprender por qué países con relativamente pocos recursos naturales pudieron enriquecerse, mientras que otros, ricos en recursos, siguieron siendo pobres. El alto desarrollo y la fluidez de los mercados mundiales de productos básicos han garantizado un orden que, al final, permite a los países con escasos recursos naturales acceder sin mayores inconvenientes a los alimentos, la energía y los minerales que necesitan.
Pero es posible que este orden esté llegando a su fin. Siglos de extractivismo depredador han alterado la geografía al destruir bosques, desperdiciar recursos hídricos, contaminar suelos, degradar la tierra, contaminar el aire y el agua, promover emisiones masivas de gases de efecto invernadero y contribuir al calentamiento del planeta. Todo esto está provocando un aumento de la incidencia de fenómenos meteorológicos cada vez más extremos y provocando perturbaciones, imprevisibilidad e incertidumbre en los mercados. El aumento de la volatilidad y los riesgos subyacentes a esos cambios ya están afectando los valores de los activos, la viabilidad económica y financiera de los proyectos e incluso al mercado de seguros.
Por otro lado, asistimos a un proceso acelerado de desglobalización provocado por factores políticos, con movimientos autónomos de discriminación, proteccionismo, controles de capitales e inversiones y espectaculares paquetes de subsidios e intervenciones que se suman a los desafíos del funcionamiento de los mercados. Estas estrategias de autosuficiencia económica parecen basarse en el supuesto de que los mercados de recursos naturales seguirán funcionando normalmente, como si fueran un escenario separado de otros mercados, lo que puede ser una evaluación errónea.
Todo indica que el calentamiento del planeta seguirá aumentando y, a estas alturas, cuesta creer que seamos capaces de contenerlo dentro de límites seguros. La euforia de los últimos años con los compromisos y objetivos medioambientales está perdiendo fuerza. De hecho, el gran predominio de los intereses comerciales sobre los intereses del planeta, la escasez de fondos para financiar la descarbonización, la dilación de las medidas regulatorias necesarias para garantizar el cumplimiento de los compromisos y objetivos ambientales, el consumo todavía creciente de petróleo y la revocación de compromisos por parte de fondos de inversión privados y grandes empresas con principios ESG indican acciones fragmentadas y descoordinadas al viejo estilo de comportamiento free-rider y señalan que estamos bastante lejos de la agenda de interés común.
Debido a estos importantes cambios, es probable que la geografía vuelva al centro de la agenda económica, lo que tendrá importantes y profundas implicaciones sociales, políticas e incluso geopolíticas. Al fin y al cabo, el agua, los alimentos o los minerales no se producen en el laboratorio y todo lo que dependa demasiado de los recursos naturales experimentará un aumento significativo de sus precios relativos en los próximos años y décadas.
Con condiciones geográficas únicas, América Latina y el Caribe (ALC) tiene enormes ventajas comparativas y competitivas escalables asociadas con los recursos naturales que pueden contribuir en gran medida a las agendas globales. La región tiene vastas áreas para expandir la producción agrícola y disfruta de grandes recursos hídricos, lo que le permite aumentar la producción de alimentos para el mundo. Además, la región cuenta con varios países con matrices eléctricas ya verdes o muy verdes, lo que le permite, como ninguna otra región, hacer powershoring, o recibir plantas y cadenas industriales intensivas en energía que necesitan descarbonizar sus operaciones. Esta estrategia, por un lado, acelera el tiempo de la descarbonización a nivel global y, por otro, reduce sus costos, al tiempo que permite un rápido aumento de la oferta de bienes manufacturados verdes.
ALC también tiene grandes reservas de muchos de los minerales más importantes necesarios para la transición climática, incluidos litio, cobre, cobalto, níquel, niobio, tierras raras, grafito y mineral de hierro de alta ley, lo que también le permite desarrollar cadenas de valor industriales para la sostenibilidad. Los ricos bosques y biomas de la región, su biodiversidad y bioeconomía incomparables también pueden hacer una contribución fundamental para descarbonizar y equilibrar el clima y proporcionar soluciones biológicas sofisticadas a problemas nuevos y viejos. Y la región también lidera muchas de las soluciones de biocombustibles más modernas. Todo esto sugiere que la lucha contra la descarbonización involucrará necesariamente a ALC.
Pero para que la región sirva al planeta, los mercados y el sistema de precios tendrán que funcionar. Las crecientes barreras arancelarias y no arancelarias y las medidas de protección, especialmente para la industria, no hacen nada en un contexto en el que, más que nunca, será necesario un uso más eficiente y racional de los recursos naturales para reducir los costos de transición y los impactos del cambio climático. Esto será especialmente importante para los grupos más vulnerables.
En este sentido, será necesario eliminar las perturbaciones artificiales a la geografía y las ventajas comparativas y competitivas y revisar los obstáculos que distorsionan los precios y la asignación de recursos en favor de proyectos industriales y no industriales y proyectos energéticos más eficientes y beneficiosos. Esta agenda ofrece gigantescas oportunidades de negocio que combinan rentabilidad, desafíos climáticos y ODS.
ALC tiene muchas razones para redoblar sus políticas e inversiones en sostenibilidad, convertirse en un referente para la transición verde y justa y ser un importante proveedor de soluciones en interés de todos.
Jorge Arbache
Vicepresidente de Sector Privado, CAF -banco de desarrollo de América Latina y el Caribe-
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