Micro finanzas para mejorar el saneamiento en poblaciones vulnerables
El rol de las microfinanzas es clave para crear un modelo de inclusión que vele por que el equipamiento intra domiciliario de saneamiento se ajuste a estándares aceptables.
En América Latina alrededor de 90 millones de personas no tienen acceso a servicios de saneamiento básico de calidad y cerca de 32 millones no cuentan con acceso directo al agua potable. Gran parte de esta población pertenece a sectores de ingresos bajos, lo cual acentúa las brechas de desigualdad entre estos segmentos poblacionales y los de mayor ingreso.
Si bien las instituciones públicas latinoamericanas han realizado importantes esfuerzos para mejorar la cobertura de ambos servicios y acortar las brechas existentes, recientes iniciativas sugieren que la solución del problema requiere también de la participación de actores adicionales, como el sector privado y, en especial, las entidades microfinancieras, que pueden aportar estrategias basadas en reglas de mercado donde las familias son el cliente principal.
Las inversiones gubernamentales en agua y saneamiento suelen llegar hasta la entrada de las viviendas, y tradicionalmente la responsabilidad de la conexión final de ambas redes del servicio recae sobre los propietarios. Estas conexiones son más frecuentes en el caso de agua potable, sin embargo, el saneamiento suele ser menos atractivo para el consumidor final que utiliza soluciones individuales de desechos de residuos, distintas a la conexión de la red.
El rol de las microfinanzas puede ser clave en la medida en que contribuyan a constituir un modelo de inclusión que supere la mera provisión del servicio de saneamiento hasta el límite de la casa y vele porque el equipamiento intra domiciliario se ajuste a estándares aceptables, lo cual, en la mayoría de los casos, escapa a las competencias del prestador del servicio (público o privado).
El sector de agua y saneamiento reconoce en las instituciones microfinancieras un aliado con protagonismo en los segmentos de bajos ingresos, cuya oferta financiera abarca un set de productos crediticios de baja escala para la construcción inicial y/o rehabilitación de infraestructura de estos servicios domésticos (baños, inodoros, duchas, letrinas, pozos sépticos, manejo de lodos fecales, entre otros). Por una parte, estos modelos basados en el mercado trascienden la solución de las familias y hacen del sistema, en general, un conjunto de infraestructura más sostenible que la que resulta de la provisión subvencionada de la misma. Adicionalmente, apoyan en la cobertura de una demanda crediticia insatisfecha donde la banca comercial tradicional no logra llegar.
En la ciudad de El Alto, Bolivia, se suscita un ejemplo de éxito de intervenciones que confluyen en la agenda de desarrollo sostenible e inclusivo, que CAF promueve en la región para mejorar el acceso seguro al agua potable y el saneamiento, e impulsar la propuesta de acceso universal a productos y servicios financieros.
Este es el caso de la articulación entre una operación de Diaconía IFD y el Programa MI AGUA, que se originan en dos unidades de negocios distintas dentro de CAF, innovando en materia de trabajo conjunto, al ser pensadas para potenciar el beneficio de una misma población, en pro de mejorar las condiciones materiales de las personas más excluidas de Bolivia. A través de un préstamo con CAF, Diaconía IFD financia a la pequeña y microempresa e implementa un programa piloto de microcréditos para la instalación de infraestructura intra domiciliaria de agua y saneamiento. Por su parte, el Programa MI AGUA, financiado por CAF y que abarca todo el territorio boliviano, mediante la ejecución de distintos proyectos contribuye a mejorar las condiciones de vida y de salud de la población al incrementar el acceso y la calidad de la provisión de estos servicios. El énfasis de ambas iniciativas en la atención de poblaciones excluidas y vulnerables busca estimular la inclusión social, el desarrollo individual y familiar, equipando a las personas con herramientas necesarias para mejorar sus propias vidas.
Es así como dos iniciativas diseñadas por separado se complementan y potencian para ofrecer soluciones integrales y cubrir la última milla, en tanto se ejecutan desde la visión de banco de desarrollo, con grandes impactos en materia de salud, bienestar y productividad de las comunidades, ubicadas en su mayoría en poblaciones periurbanas y rurales de El Alto.