Servicios e integración regional

16 de septiembre de 2022

América Latina y el Caribe (ALC) es una de las regiones menos integradas comercialmente. De hecho, sólo el 15% de sus exportaciones tienen como destino los propios países de la región. Como referencia, en la Unión Europea ese coeficiente es del 55% y en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte es del 38%. Las justificaciones para promover una mayor integración regional son viejas conocidas, pero hay que sumarle nuevos argumentos, como la creciente ola de proteccionismo a nivel global, los temas geopolíticos, que bloquean el funcionamiento del comercio y de la OMC, las debilidades en las cadenas valores globales, expuestos por la pandemia y la guerra en Ucrania, y temas ambientales.

La experiencia de la región muestra que la integración es un desafío que va mucho más allá de firmar acuerdos comerciales y reducir los aranceles de las mercancías. Los desafíos logísticos para el transporte de mercancías, las variadas y complejas barreras no arancelarias, los múltiples temas de facilitación del comercio y la baja complementariedad productiva entre países, que impide la formación de cadenas regionales de valor, son algunos de los temas relevantes. Pero la integración regional podría beneficiarse de una gama más amplia de comercio. Esto podría incluir el comercio de servicios, la agenda digital, la integración energética y la integración de políticas y negocios ambientales. Por supuesto, cada una de estas agendas es un mundo aparte y tiene sus propias dimensiones, pero todas son muy prometedoras. Como ejemplo, considere el caso de los servicios.

Los servicios son la principal actividad económica de los países de la región, con una participación promedio del 65% del PIB, cifra comparable a la de la Unión Europea. Por supuesto, hay mucha variación entre países. En Brasil, los servicios superan el 73% del PIB, mientras que en Argentina, Paraguay y Venezuela la participación es mucho menor. En la canasta de consumo de los hogares, los servicios pueden superar el 70% del gasto total, lo que destaca el inmenso potencial del comercio de servicios de consumo personal. Pero los servicios de apoyo a las actividades económicas pueden ser aún más atractivos. Después de todo, la participación de los servicios en las cadenas de valor es alta y seguirá creciendo debido a la arquitectura productiva y de gestión basada en la tercerización.

El comercio de servicios representa solo el 6% del PIB de la región, en comparación con el 26% en la Unión Europea. Las exportaciones intrarregionales de servicios corresponden al 11% del total de ALC y, por tanto, es una cifra no muy alejada de la observada en las exportaciones generales de la región. Sin embargo, es una pequeña fracción de una pequeña fracción, lo que revela el inmenso espacio de crecimiento de ese comercio.

Además del potencial de negocio, vale la pena considerar otros aspectos positivos. El comercio de servicios requiere una inversión sustancialmente menor en logística y en gastos de capital y, por lo tanto, el tiempo, los costos y los riesgos involucrados pueden ser significativamente menores que el comercio de bienes. Muchos servicios son producidos por pequeñas y medianas empresas, incluidas nuevas empresas dinámicas e innovadoras, muchas de las cuales están dirigidas por jóvenes y mujeres. Los servicios son la actividad que más empleo genera por dólar exportado. Y, finalmente, la producción de servicios se concentra en las ciudades medianas y grandes, que es donde se encuentra la mayor parte de la población y las grandes bolsas de pobreza de la región.

El comercio de servicios no sustituye al comercio de mercancías. La evidencia empírica muestra que uno está ligado al otro por una relación simbiótica, que se debe a la naturaleza de las cadenas productivas y la necesidad de servicios para el comercio de bienes. Además, cuanto más diversificado sea el comercio de bienes, más desproporcionadamente mayor será la contribución de los servicios requeridos, ya sea directamente, como los servicios de distribución, transporte, mantenimiento de equipos y servicios legales y financieros, o indirectamente, como los servicios “incrustados” en bienes, tales como patentes, I+D y marcas registradas. Además, la presencia comercial en servicios genera conocimiento de mercado, crea vínculos y alianzas con empresas locales, promueve inversiones e identifica nuevas oportunidades de negocios.
Aunque todavía modestas, abundan las historias de éxito en el comercio regional de servicios en áreas como la tecnología de la información, los servicios financieros, los seguros, los servicios generales de apoyo a las empresas, la construcción y los servicios de transporte. El próximo paso es escalar y expandir la intensidad y el rango de actividades.

El comercio electrónico podría hacer una contribución casi inmediata a la integración regional, aumentando las opciones de los consumidores y abriendo nuevas fronteras comerciales para las empresas de la región. El aumento de los servicios culturales y turísticos regionales también podría contribuir a la integración regional.
Avanzar en la agenda del comercio de servicios requiere enfrentar desafíos y, entre los más importantes, se encuentran la armonización regulatoria y de estándares, la simplificación y la digitalización de trámites. Además de esta agenda, la expansión del comercio se beneficiaría de esfuerzos en áreas como el acceso al crédito para financiar la producción y las exportaciones, el fomento de la innovación y el desarrollo de nuevas tecnologías, la capacitación, la mejora de la gestión, los servicios de extensión para las pequeñas y medianas empresas, más y mejor información sobre oportunidades de mercado y agendas de facilitación de comercio e inversiones. Para la expansión del comercio electrónico regional, sería útil revisar temas como el comercio de transporte aéreo y las cuestiones cambiarias, los sistemas de pago y los seguros.

La propuesta de valor del comercio regional de servicios es valiosa y sus beneficios pueden ser significativos para la expansión de la integración regional y para la formación de un patrón de comercio e inversión más sofisticado y ambicioso en la región.

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Autores:
Jorge Arbache
Jorge Arbache

Vicepresidente de Sector Privado, CAF -banco de desarrollo de América Latina y el Caribe-